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Confiesa que te han pillado tarareando Last Christmas de George Michael en la ducha mientras piensas que otro año más tendrás que aguantar a la suegra con el guiso de cordero de siempre, que este año sabes que te mirará igual con carita de pena.Que tu cuñado te contará lo importante que es su trabajo y que el regalo del amigo invisible otra vez serán unos calcetines navideños. Estás ahí en un sí pero no, en un me gusta la navidad pero para que la vivan otros.

Recuerdas que te toca volver a Cortylandia con su “Vamos todos a cantar y que el centro de la ciudad se convertirá en un hormiguero con familias enteras que se ponen gorros en la cabeza y pelucas que tú jamás te pondrías. Sabes que el escuchar el «Vuelve a casa por navidad” te hace irte de la tuya a tomarte unas cañas porque los niños ya están de vacaciones y son como potros desbocados.

Te ríes mientras piensas que las piedras del Belén que pones en casa son las peladillas que nadie se quiere comer nunca. Y sobre todo tienes claro que este año tampoco te tocará la lotería y que te dirán “Hoy es el día de la salud y que el calvo misterioso ya no sale en los anuncios.

Odias la diadema de reno que te pone tu madre para hacerte un selfie familiar antes de la cena de nochebuena y te hastía pensar que el árbol de navidad del chino ya no es lo que era porque te deja el suelo perdido de purpurina.

Recuerdas que sacas 20 años a las burbujas de Freixenet de natación sincronizada aunque tú te sientes como un@ chaval@ y sabes, vamos que si lo sabes… que si Ramón García da las uvas un año más, será un misterio de la antropología. Además, reconoces que ya no te ríes tanto como con los especiales de navidad de Martes y Trece o Cruz y Raya.

Tampoco olvidas quiénes son los Reyes Magos y que tú debes hacer magia con la tarjeta de crédito y que tu economía en diciembre se resiente porque tienes las pagas prorrateadas y que además la cuesta de enero será como escalar el Everest.

Te aburre pensar que la comida de navidad de empresa se llenará  de compañeros que se desmadran porque solo salen una vez al año y que el discurso de tu jefe será una copia del tostón del año pasado.

Se te ponen los pelos de punta sabiendo que te toca la función de navidad del colegio y que la competición es ávida por ser el pariente que mejor disfrace a la criatura. Además, no te libras de los quince días de vacaciones de los niños  y no tienes con quién dejarlos.

Observas que todos hablan de familia unida en los anuncios de navidad, pero tú te has separado, tu hermano vive en Australia y no puede venir este año y tienes a tu abuela en una residencia.

El tarareo de la canción de George Michael se va apagando…

Todo lo bonita que te parecía de niño la navidad ahora es solo un vago recuerdo, sales de la ducha y ahí está tu hij@, tu sobrin@ o tu vecinit@ esbozando una sonrisa de lado a lado cantando los “Peces en el río mientras te buscan para que les ayudes a hacer sonar la pandereta y por un instante, tú también esbozas otra sonrisa.

Descubres que la magia está en la capacidad que tiene un niño para ilusionarse y de ti depende transmitirle esa emoción que tu sentiste también cuando lo fuiste.

 

Por eso, vuélvete a ilusionar esta navidad como cuando eras niño.

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psacristan